Arístides Maillol
Los dueños de esta vivienda de 100 m2 no lo tenían nada claro. Les encantaba su piso y no tener a nadie alrededor de su onceava planta, pero se les quedaba pequeño. Les faltaba un despacho y más almacenamiento. Habían hecho la cocina nueva hacia un par de años, pero no acababan de estar a gusto y se planteaban cambiar de piso.
El balcón, antes sin uso, se añade a la vivienda para ubicar el despacho, y a partir de ahí todo va encontrando su sitio. Amplitud, colores claros, redefinición de los espacios. Tarima de roble en el suelo y maple en los muebles.
Integrar en un espacio único el salón, el comedor y la cocina. Convencer a Santos de que nos vendieran y montaran una cocina sin frontales para poder unificar maderas. Un gran trabajo en equipo con unos clientes maravillosos.
El resultado es un espacio amplio, la luz fluye y ha aumentado el almacenaje. Todos los muebles se han diseñado especialmente para esta vivienda y sus dueños y se ha pensado hasta el último detalle.
Adaptarse a los nuevos tiempos.